** Con motivo de los 40 años de la Sociedad Bolivariana de Táriba, nos complace compartir este documento del mismo año: 1983 publicado por la Cámara de Diputados de México en homenaje a los 200 años del natalicio de El Libertador
por: César Omaña
Corría el año de 1799, al Puerto de Veracruz llegaba el barco San Ildefonso, que transportaba a uno de los personajes más importantes de la historia América Latina: Simón Bolívar. Tenía como destino Madrid, lugar donde continuaría su educación. Sin embargo, hizo una primera escala en Veracruz, ya que existía un bloqueo de barcos ingleses en La Habana, hecho que aprovechó para recorrer Puebla y la Ciudad de México.
Simón Bolívar nació en 1783, por lo que para entonces tenía 15 años de edad. En la Ciudad de México se hospedó en la casa de los Marqueses de Uluapa, ubicada en el cruce de la calle de las Damas y de Ortega del Centro Histórico. Hoy esas mismas calles tienen la denominación de Bolívar y Uruguay, en honor a la visita del “Libertador”. Cabe destacar el encuentro entre Bolívar y otro personaje emblemático de la historia de México: la Güera Rodríguez, hermana de la marquesa de Uluapa.
En la capital novohispana, Bolívar fue recibido por el virrey don Miguel Azanza, con quien compartió sus primeros vislumbres sobre la independencia de Caracas y argumentó sobre la causa justa que implicaba. Debido a ello, el virrey le sugirió que siguiera su viaje. Finalmente, el 20 de marzo Bolívar partió nuevamente de Veracruz para continuar su camino.
Tras la visita
Tras su viaje por México, Bolívar recorrió Estados Unidos y Europa. En 1810 inició su campaña militar y política que independizó de España gran parte de América del Sur. Bajo la idea de que América Latina debía estar unida, pensó en “la opulenta [ciudad de] México como la metrópoli por excelencia.” Siguió de cerca el movimiento de Morelos, así como el proceso de promulgación de la nueva Constitución a manos de Francisco Javier Mina. También leyó la obra de fray Servando Teresa de Mier titulada Historia de la Revolución de la Nueva España, gracias a la cual reflexionó sobre la imagen mítica de Quetzalcóatl y la devoción a la Virgen de Guadalupe, que alentaba la causa de la libertad y una devoción incomparable.
El nombramiento de Simón Bolívar como ciudadano mexicano
Tras la victoria de la causa independentista en México, las hazañas de Bolívar entusiasmaban a los mexicanos. Por ejemplo, tras la victoria de Ayacucho, Perú, en 1825, el ministro de estado y relaciones exteriores, Lucas Alamán, felicitó a Simón Bolívar en el periódico El Sol de México por “la gloriosa y decisiva victoria de las armas americanas del Sur sobre las españolas, acaecida en Ayacucho.”
La admiración por la independencia de la Gran Colombia, territorio que hoy comprende Colombia, Venezuela y Ecuador, así como por la promulgación de la nueva Constitución, hizo que el 13 de marzo de 1824, fray Servando Teresa de Mier, entonces diputado por Nuevo León, buscara otorgar un reconocimiento a Bolívar. Por ello, propuso que debía ser reconocido como ciudadano de todas las repúblicas de América, empezando por la mexicana. La propuesta se aprobó, pese a que no existió respuesta por parte del sudamericano.
“Hay hombres privilegiados por el cielo cuyo panegírico es inútil la elocuencia […] Tal es el héroe que en los fastos gloriosos ocupará el primer lugar al lado del inmortal Washington […] Tal es el excelentísimo señor Simón Bolívar […] Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece ser ciudadano de todas. Pedimos, pues, que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México.”
Fray Servando Teresa de Mier (1824).
Fuente: (puede descargar el archivo completo en pdf, haga clic en el título)
“Simón Bolívar: ciudadano de la República Mexicana”, Cámara de Diputados LII legislatura.
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